La derecha y la izquierda se reparten el centro en Colombia
Se convierte en el principal campo donde recabar nuevos apoyos.
La polarización entre derecha e izquierda en Colombia sigue viva en la campaña para la segunda vuelta de la elección presidencial y convierte al centro político, desamparado en esta contienda, en el principal campo donde recabar nuevos apoyos.
El caso emblemático es el de Sergio Fajardo, quien estaba llamado a ser el fiel de la balanza, pero se quedó encima del muro, decisión acorde con los planteamientos hechos durante su campaña de primera vuelta y su posterior decisión de votar en blanco el 17 de junio.
Fajardo, exalcalde de Medellín y exgobernador del departamento de Antioquia, fue candidato por la Coalición Colombia, de centroizquierda, en la primera vuelta el 27 de mayo y obtuvo más de 4,5 millones de votos (23,73 %), un caudal que puede llegar a ser decisivo en la segunda.
En la primera se impuso Iván Duque, del partido uribista Centro Democrático, quien consiguió más de 7,5 millones de votos (39,14 %), seguido del izquierdista Gustavo Petro, del movimiento Colombia Humana, que obtuvo 4,8 millones (25,08 %).
Pasadas las celebraciones iniciales, tanto Duque como Petro han multiplicado su trabajo para sellar alianzas y sumar los votos suficientes para ocupar la Casa de Nariño, donde por ocho años ha estado Juan Manuel Santos, quien entregará el poder el próximo 7 de agosto.
En ese sentido, Duque se ha granjeado el apoyo de sectores importantes como el de los centenarios partidos Liberal y Conservador, formaciones políticas que no pasan por sus mejores momentos y que incluso en el caso del segundo no presentó candidato a la Presidencia.
El liberalismo tuvo como candidato a Humberto de la Calle pero obtuvo el peor resultado de su historia con escasos 399.180 votos (2,06 %).
De la Calle, que hizo del acuerdo de paz con las FARC la bandera de su campaña, se desmarcó de su partido para la segunda vuelta, para la cual anunció que votará en blanco, al igual que Fajardo.
Petro intentó a lo largo de la semana atraer a Fajardo y De la Calle para su campaña, pero ambos declinaron la invitación porque sostienen que ni él ni Duque les convencen.
Con eso, la votación del centro, que puede ser crucial en la segunda vuelta, corre el riesgo de atomizarse como la política colombiana y repartirse en tres vertientes: unos por Duque, otros por Petro y otros por el voto blanco, como Fajardo y de la Calle.
Curiosamente estos dos candidatos no fueron capaces de unirse en primera vuelta pero acabarán haciéndolo de manera indirecta en la segunda en torno al voto en blanco, atrayendo para esa opción a buena parte de quienes los apoyaron el pasado domingo 27.
En la confección de las alianzas, Duque ya había conseguido antes de la primera ronda el apoyo del movimiento de la excandidata presidencial Viviane Morales y del partido MIRA, ambos de origen evangélico, a los que suma el de liberales y conservadores.
Por su parte, Petro ha logrado el apoyo de un sector importante del Polo Democrático Alternativo (PDA), partido de izquierdas con el que en 2010 intentó conseguir por primera vez la Presidencia.
También consiguió atraer en los últimos días a un grupo de congresistas del partido Alianza Verde que estuvieron con Fajardo en la primera.
En ese ajedrez político, Óscar Castelblanco, profesor e investigador de la Universidad Libre, experto en actualidad política, dijo a Efe que las alianzas políticas logradas por Duque y Petro son "casi naturales".
"El Polo Democrático es por tradición la izquierda radical en Colombia, entonces la propuesta de Gustavo Petro es ideológicamente de izquierda y obviamente él, como exguerrillero revolucionario, representa el antisistema y todo el tema contestatario en que se ha venido presentando la política en Colombia", explicó.
En cuanto a Duque, recalcó que los apoyos del liberalismo y del conservatismo son también "casi naturales porque son los más cercanos a la política tradicional".
Por su parte, David Murillo, también profesor de la Universidad Libre, es del pensamiento de que el próximo 17 de junio los colombianos definirán en segunda vuelta presidencial el futuro y la continuación del Acuerdo de Paz con las FARC, además de la estabilidad institucional del país.
"Hay un escenario de expectativa y a la vez de desolación, pues al interior de la ciudadanía colombiana hay un descontento frente al manejo de los recursos públicos, agudizado por los escándalos de corrupción y los nexos con grupos ilegales de algunos políticos, pero también una esperanza de cambio y de progreso en aras de superar la grave desigualdad social", explicó.
Ovidio Castro Medina-EFE